José Barta, 20-04-2010
Hasta no hace mucho pensaba que la frase, que popularizó Manuel Fraga, siendo Ministro de Franco, para vender la imagen de España fuera de nuestras fronteras, no pasaba de ser un slogan que, en su momento, se mostró afortunado; tan afortunado que deshacernos de él ha sido casi imposible.
Día a día descubro que Fraga no presentó un slogan a los tour operadores y a los medios de comunicación, lo que presentó fue la síntesis de nuestra esencia como colectivo de pueblos, la síntesis de nuestra autentica naturaleza.
Los británicos son flemáticos, los alemanes trabajadores, los italianos diseñadores,…los españoles ¡diferentes!
España es diferente, por naturaleza. No es distinta, el resto de los países son más o menos distintos entre si. España es esencialmente diferente, incluso de si misma, de un momento para otro, e incluso en el mismo momento España se desdobla y se hace diferente a si misma.
Es verdad que un profesional de la salud mental podría llamar a esto esquizofrenia, u otras lindezas por el estilo, pero…que sabrán los psiquiatras de enfermedades mentales.
Esta mañana mi apreciado, como persona, José Manuel Galindo, presidente de la patronal de los promotores y constructores de España (APCE), aseguró que “el stock de viviendas sin vender ya se ha absorbido en algunos lugares de España, en los que los promotores empiezan a pensar en reiniciar su actividad.” Y continuó, en declaraciones a Europa Press después de que el Ministerio de Vivienda informara de que el precio de la vivienda libre volvió a moderar su caída, “lo mejor se está agotando”.
“¡Me lo quitan de las manos, oiga!”, parece que clama, desde lo más profundo de su naturaleza, el procer representante de los más granado de la profesión del ladrillo.
Y que los propios promotores no les saquen a hombros por la puerta grande,…y lo arrojen de cabeza al río, es por que ¡España es diferente!
El GG (¿o era solo una G?) 14, lleva dos años anunciando que ya no se van a bajar más lo precios, y pidiendo que, en esas condiciones, el stock, ese que ya no existe – según Galindo -, lo compre el Estado, que…para eso está (como parecen entender estos señores); las sucesivas ministras anunciando que “la crisis se acabó y ya suben los precios” (que es su traducción de “siguen cayendo, pero más lentamente”), y Galindo , que como Sevilla, en el celebre poema, después de las últimas declaraciones, no precisa ser adjetivado.
Desconozco lo que persigue la estrategia (porque ¿será una estrategia?) que se han marcado en la APCE, pero se sumerge en la “desinformación”. Aportaré varios datos en defensa de esta calificación:
El primero es que la mayor parte de las viviendas de obra nueva que se están vendiendo, tienen como protagonistas principales a las entidades financieras, muchas veces porque actúan como vendedoras – que se han convertido en las principales inmobiliarias del país – y otras, no pocas, por que las adquieren los mismos bancos y cajas en “dación” de pago (ver mi anterior comentario Las estadísticas del INE sobre el número de operaciones de compraventa de viviendas, también son engañosas ), por lo que más pronto que tarde las sacaran al mercado; y a pesar de ello, como las propias estadísticas “oficiales” reconocen, todavía se terminan más viviendas que se venden.
El segundo se remite a la falta de crédito para este tipo de operaciones de compraventa, salvo aquellas que tienen por objeto la salida de estos activos de las carteras de bancos y cajas. Este es, a pesar de todas las declaraciones demagógicas a las que se nos somete, el principal inconveniente para la adquisición, por parte de particulares, de viviendas que no son propiedad de entidades financieras, o de inmobiliarias controladas por estas.
El tercer datos salta a la vista en un mercado tan apalancado como ha sido el residencial. La mayor parte de las últimas promociones soportan créditos hipotecarios por encima de los precios de venta que estaría dispuesto a admitir el mercado, por lo que las inmobiliarias, propietarias de este tipo de inmuebles, se ven limitadas en su capacidad de bajar precios.
Finalmente, las entidades financieras, que no están dando más créditos que los que daban en el último trimestre del pasado año, no financian una nueva promoción de viviendas ni drogados o hipnotizados, o abducidos, salvo que sea para quitarse un solar de su cartera, siempre que el promotor tenga capacidad de soportar el pago de los intereses del crédito, y/o cuente con un colectivo, de compradores comprometidos, que permita salir con el cincuenta por ciento vendido.
El siguiente grafico muestra como se percibe el riesgo inmobiliario por el sector financiero:
Esta es la realidad. Y no existe atisbo de que mejore, más bien de todo lo contrario, ya que la permanente destrucción de empleo augura lo peor para el sector inmobiliario, en especial para la vivienda, para los próximos tres años. ( ver mi articulo Origen y Duración de la Crisis para las viviendas )
Quizás, más que una estrategia corporativa, asistimos a una estrategia personal, cuyos objetivos podemos entender, pero realmente no parece que esto sea lo que precisa el sector, que debiera buscar soluciones a la falta de financiación que le atenaza, y le pone al borde de la quiebra más completa. Todo esto resulta Kafkiano, solo entendible en un país “diferente”