José Barta, 14-06-2010
El pasado viernes, 11 de junio, la Comisión Europea avisó de que “la crisis económica y financiera está afectando en este momento más a las pymes que a las grandes empresas”.
Según un informe publicado el mismo viernes por Bruselas, entre 2002 y 2008, las pymes crearon un total de 9,4 millones de puestos de trabajo en la UE y se comportaron mejor que las grandes empresas. De hecho, el número de empleos en las pymes avanzó un 1,9% al año, frente al 0,8% del resto de compañías,
Siempre según datos de la Unión Europea, en 2009 y 2010 se destruyeron 3,25 millones de puestos de trabajo en las pymes y se estima que la producción cayó un 5,5%. Esta cifra de perdida de empleo supone aproximadamente el 3,61% del total de trabajadores existentes en la Unión Europea, por lo que fácilmente podemos ver una importante perdida de competitividad por parte de las empresas que soportan la mayor parte del desarrollo de la riqueza, así como de la creación de puestos de trabajo, de esta asociación de países.
La principal causa de este deterioro es la dificultad en acceder a financiación suficiente y a un coste razonablemente bajo, dado el precio del dinero en los entornos del euro y de la Libra Esterlina. Según informes del Banco Central Europeo las dificultades financieras, respecto a la accesión a créditos, se deben principalmente a las resistencias creadas por las entidades financieras para concederlos.
Esta situación ha obligado a las pequeñas y medianas empresas a hacer uso, casi exclusivamente, de sus propios recursos para hacer frente a sus necesidades financieras.
El caso de las PYMES españolas se ve agravado en parte por una más elevada morosidad, pero principalmente por una mayor restricción del crédito por parte de las entidades financieras.
Casi el 50% de pymes españolas declara tener problemas de financiación, frente a un porcentaje del 32% en la zona euro según datos del Foro Financiero de las Pymes celebrado el pasado jueves 6 de mayo en Bruselas.
Esta situación es sobre la que alerta la Comisión Europea que se va a endurecer, durante el presente año, para las pequeñas y medianas empresas europeas. Suponemos que también para los trabajadores autónomos.
En España, en diciembre de 2009, había un total de 1.264.689 empresas inscritas en la Seguridad Social, de las que 1.260.085 eran pequeñas y medianas empresas, lo que supone el 99,6 por ciento del total. Este dato nos puede dar una idea de la importancia que este tipo de empresas tiene en nuestra economía.
Este importante numero de empresas, tanto en valores absolutos como relativos, fue el resultante tras la desaparición, durante el pasado año, de 67.303, lo que supuso un 5’1 por ciento menos de empresas respecto del año anterior, según se desprende de los datos de empresas inscritas en la Seguridad Social.
Es este sector de las PYMES el gran olvidado, ninguna de las medidas adoptadas hasta el momento sirven para evitar su quiebra o potenciar su desarrollo, imprescindible para nuestra sociedad. Las PYMES se ven poco afectadas por la reforma laboral, que tanto agobia a nuestras grandes empresas, así como a los líderes de las distintas patronales, ya que lo que más necesitan son soluciones de apalancamiento financiero (que para ellas es escaso y caro) y de reducción de costes de explotación, en particular de los más improductivos, como son las tasas e impuestos, así como los excesivos recursos humanos que deben destinar a satisfacer los requerimientos de las distintas administraciones públicas, que no solo no ayudan, además marean.
Pero es que dado el enfoque que se está adoptando por la mayor parte de los lideres políticos de nuestro País, a la hora de aprobar medidas, no parece, por el momento, que las más urgentes necesidades de las PYMES encuentren respuesta; quizás cuando nuestras Administraciones y nuestro tejido financiero reaccione, si es que se produce alguna vez esa dichosa circunstancia, tal vez ya no podamos corregir el rumbo y evitar la quiebra de nuestro sistema productivo.
Paradójicamente, en un país con un muy superior numero de grandes empresas nacionales y multinacionales, así como de emprendedores e innovadores, como es USA, el pasado viernes, día 11 de junio, su Presidente, Barack Obama, urgió al Congreso estadounidense a que apruebe “rápidamente” un conjunto de exenciones fiscales e incentivos a los préstamos a las pequeñas empresas para estimular así su crecimiento y la contratación de nuevos empleados.
Tras una reunión con representantes de pequeñas empresas y algunos de sus trabajadores, Obama destacó que esta legislación eliminará los impuestos sobre las ganancias de capital para las inversiones en pequeñas empresas e incluirá una desgravación fiscal a las pequeñas empresas de nueva creación para incentivar así la apertura de nuevos negocios.
Asimismo, incidió en que la nueva legislación creará un fondo de créditos para las pequeñas empresas que ayude a financiar préstamos a través de los bancos comunitarios.
Obama, ese señor que algunos dicen que es el “alter ego” de nuestros Presidente Zapatero, alertó de que se están reduciendo los préstamos a estos negocios, algo que, en su opinión, “va en contra de la recuperación”. Manifestaciones parecidas todavía no han sido capaces de expresarlas ninguno de nuestros “prestigiosos” expertos económicos, ni siquiera aquellos que resultan más críticos con la actual política del Gobierno español.
En España no se valoran las pequeñas y medianas empresas, que son las que realmente crean estructura empresarial y económica, dotan de estabilidad al empleo y son imprescindibles para afrontar el reto de incrementar nuestra productividad.
Esta es la gran diferencia entre países líderes y países aborregados. Tener auténticos emprendedores no se consigue con tres tristes campañas de publicidad; solo resulta posible si tanto las administraciones como el sistema financiero se esfuerzan por apoyarlos.
Resultan extraordinariamente significativas las declaraciones que Obama, a raíz de su anuncio, realizó ante los medios de comunicación: recalcó que el Gobierno no puede garantizar el éxito de estas compañías, pero sí pueden “derrumbar las barreras” que les impiden acceder a los créditos. Además, añadió que, aunque el Ejecutivo no puede crear empleo en el sector privado, sí puede crear las condiciones para que las empresas crezcan y contraten a más personal.
Que diferencia de “talentos” (los talantes ya se ve que sirven de poco para estos menesteres) entre nuestros políticos y los norteamericanos, incluso entre los dos máximos exponentes del “encuentro galáctico”, que como se puede ver, por la diferencia profunda de actitudes, más que un encuentro ha sido una confrontación.