José Barta, 23 de mayo de 2012
Hoy, en su comparecencia, a petición propia, en el Congreso de los Diputados, Luis De Guindos ha admitido algunos errores provocados por la política de fusiones de las cajas de ahorros: “Bankia es un caso de esos errores. La fusión de las entidades no era la más adecuada ni la salida a Bolsa, y ahora tenemos que ir corrigiendo”, reconoció en alusión a la integración de siete cajas lideradas por Caja Madrid y Bancaja en Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia.
Ha pasado más de un año desde que lo denuncie en mi pagina de la fallecida Web de Gestiona Radio, el 26 de abril de 2011, bajo el título “Bancos buenos y bancos malos españoles: ¿sinónimo de privatización de beneficio y nacionalización de pérdidas?” (Podrán encontrar copia del mismo al final de esta página).
Unos días después volví, junto con otros analistas, a la carga publicando el artículo titulado ¿Cómo pagará el Banco Financiero y de Ahorros (BFA) sus deudas?, era el 1 de junio de 2011.
El engendro BFA-BANKIA contó con el visto bueno del Gobierno de Zapatero, pero también con el de los máximos jerarcas del Partido Popular, que buscaban “diluir” el desastre de Bancaja.
El Ministro de Economía hoy ha reconocido el error. A este paso supongo que para mediados del 2013 reconocerá el disparate de haber alentado las fusiones y absorciones de entidades moribundas, con lo que ha diseminado el “problema inmobiliario” en lugar de concentrarlo en unas pocas entidades insolventes. ¿O quizás este no ha sido un error del Ministro De Guindos?; en este último supuesto tendremos que esperar al próximo Ministro para que lo reconozca.
Bancos buenos y bancos malos españoles: ¿sinónimo de privatización de beneficio y nacionalización de pérdidas?
No quiero entrar en este comentario en un debate sobre a quién debe atribuirse la propiedad de las Cajas de Ahorro, ya que a mi parecer no resulta prioritario actualmente, dado el estado actual de estas entidades. Superada esta crisis quizás convenga entrar en este punto para depurar responsabilidades. Lo que si entiendo que resulta urgente es valorar las posibles soluciones que se están apuntando, como estrategias de salida, para la mayoría de ellas, de la crisis en la que se encuentran inmersas.
La reciente experiencia internacional nos apunta dos soluciones con inciertos resultados hasta el momento. Podríamos resumirlas en la experiencia irlandesa, consistente en la creación de un Banco Público que adquiere los activos inmobiliarios tóxicos (el NAMA) y la experiencia británica, que se concreta en un seguro público, con franquicia para el supuesto de posibles pérdidas. Ambas parten de un principio irrenunciable, la realización de una due diligence de dichos activos, imprescindible para minimizar los riesgos, protegiendo los intereses de los contribuyentes. Es decir, no se pone ni un solo céntimo de Libra o de Euro, sin conocer la realidad del valor de estos activos.
Esta posición, lógicamente, aflora los “agujeros negros contables” de las instituciones financieras necesitadas de ayuda, pero impide trasladar perdidas al sector público, en detrimento de los contribuyentes.
En España se acaba de presentar una solución totalmente distinta: segregar el negocio principal, con los “activos buenos”, en un Banco de nueva creación (como puede ser Bankia), dejando los activos “malos” en el Banco matriz (que sería BFA). Naturalmente, en un alarde de “transparencia contable”, entre los activos de la matriz se encontrarían la totalidad de las acciones del Banco Bueno.
Esta maniobra suscita importantes dudas, si las ayudas públicas se prestan a la matriz (al BFA le ha prestado el FROB ya 4.465 millones de euros), ¿Cómo se garantizará el reintegro de los prestamos, con los intereses correspondientes?, y es que el Banco Bueno saldría a cotización y, si su máximo accionista (la matriz, ahora Banco Malo) no es capaz de generar el suficiente Core Capital, para asumir las pérdidas de sus activos tóxicos, se verá obligado a sucesivas ventas de acciones del Banco Bueno, hasta perder su control, e incluso la propiedad del mismo, pudiendo superar su pasivo a su activo, entrando en quiebra.
Esta situación no es descabellada, dada la persistencia de la crisis inmobiliaria en nuestro país.
La nueva SOLUCIÓN PROPUESTA podría suponer una grave PERDIDA para las arcas públicas, tal como ha sucedido en Irlanda
, pero acrecentado por nuestra dimensión.
Ante estos riesgos difícilmente se podrá justificar la omisión de medidas encaminadas a garantizar la recuperación de las ayudas públicas otorgadas, y mucho menos prestar un euro más sin una due diligence rigurosa sobre la totalidad de los créditos y activos inmobiliarios.
La próxima semana les comentaré que elementos críticos debe superar una correcta solución para este problema.
José Barta
Consejero Industrial Livingstone Partners
26 de abril de 2011.