José Barta; martes 8 de diciembre 2015
Pienso que la aportación del Profesor Santiago García Echevarría se ajusta plenamente al espíritu que ha animado a la creación de los Encuentros judeocristianos. La misma se encuentra impregnada, en su totalidad, por los valores que conforman la ética judeocristiana, y se abre a un dialogo permanente dirigido a la búsqueda de alternativas practicas, que transforme la actual realidad económica.
Ha sido para mí un autentico honor disfrutar de su colaboración en este III Encuentro, y confío en que nuestra colaboración no haya hecho más que comenzar.
Su concepto de la economía social de mercado no como mero resultado de un entramado de instituciones creadas ad hoc, sino como el resultado de un esfuerzo continuo, identifica los valores que presiden la acción económica con los valores que ordenan las relaciones en la sociedad en la que se da dicha acción económica; dado que “una Economía Social de Mercado, es un Orden de Sociedad y ese Orden de Sociedad está basado en un “sistema de valores” y ese “sistema de valores” es el que permite la situación de “cooperación” entre las personas con potenciales para dar una respuesta a cómo coordinar económicamente el proceso económico, generar las Instituciones económico-sociales y, al propio tiempo, impulsar el desarrollo integral de la persona.” (La dimensión societaria de la economía. Conferencia III Encuentro Judeocristiano. Pg. 21. Profesor Santiago García Echevarría)
A continuación puede leer algunos extractos de la conferencia del profesor García Echevarría, pudiendo bajar el texto integro, en PDF, en el siguiente enlace: Conferencia Santiago Garcia Echevarria
Extractos de la conferencia del profesor García Echevarría:
“El fenómeno de la falta de “moral” en el contexto de los “procesos de coordinación”, la insuficiencia de una interpretación contractualista de la economía, han sido las causas no solo de la crisis, sino también de la desaparición de grandes grupos empresariales como consecuencia de los sistemas de management orientados al contexto de una “teoría de agencia”, de un shareholdervalue. Es por lo que como señala Die Zeit “legislador, personal, opinión pública: todos exigen un comportamiento decente de la economía”. Los directivos descubren de repente la ética y, al mismo tiempo, también se descubren a sí mismos”.
Este paso de una interpretación del directivo, en su arrogancia y en su responsabilidad, en casos determinados, genera la necesidad de cambiar totalmente la forma de entender el papel de la persona en la economía.
(…)La dimensión ética de la economía la entronca en la Sociedad. No hay Sociedad sin Economía, pero no hay Economía sin la persona, en cuanto a su desarrollo, a su crecimiento. La ética económica configura la dimensión societaria de la economía, sin esta dimensión societaria no tiene ubicación la ética en la economía, ni individual ni social. Y la base de esta dimensión societaria de la economía se encuentra en el “sistema de valores” que sirve de plataforma común para “lo económico”, para “lo societario” y para “lo político” como veremos más adelante.
Ello supone, por una parte, que la Política Económica es parte sustantiva de la Política Societaria, tal como señalaba Erhard y, al propio tiempo, esta “política económica fue siempre parte de la política societaria. La economía social de mercado la concebió bajo la asunción de valores y convencimientos compartidos, bajo una determinada interpretación de la persona”.
Es por lo que la Política Económica no puede descansar en la prioridad del Shareholdervalue, ni en los objetivos instrumentales de los “procesos de coordinación” empresariales, sino en el “sistema de valores”: “me parece necesario acentuar que la Política Económica debe orientarse siempre a los valores de la sociedad, a las ideas en las que descansa ese Orden”.
Economía y Política tiene en el fondo un “sistema de valores” compartido que les permite el análisis económico integral, lo que no se da en el modelo neoclásico dominante, institucional y operativamente en la actualidad.
(…) Ética y economía, o la dimensión moral de la economía, se da en la interpretación societaria de la economía. Desde el punto de vista del Expresidente de la Federación Alemana de la Industria Keitel define a la economía en los términos siguientes “yo me declaro a favor de la afirmación de que la finalidad de la economía no está en la misma economía, sino en su contribución humana y societaria. Por eso el mercado es un instrumento regulador, no un fin en sí mismo”, lo que corresponde a la interpretación de Utz, en su interpretación ética de la economía: “objetivo de la economía es satisfacer las necesidades individuales y colectivas de todos los miembros de una sociedad para lograr el desarrollo humano, esto es, el “bien común”.
Si la economía se centra en el desarrollo de la persona “lo económico” y “lo ético” son dimensiones constitutivas del “Ordenamiento Societario y Político” que impulsa tanto la dimensión institucional como la dimensión social (societaria) en la que la persona da respuesta a la eficiencia económico-social, como también al proceso de estabilidad societaria.
(…) El concepto de Economía Social de Mercado que define Müller- Armack trata de las dos dimensiones que integran la realidad económica, por una parte constitutiva de la propia Sociedad: “el sentido de la economía social de mercado es el principio de la libertad en los mercados vinculado con la compensación social”. Se refiere, por un lado, a que “lo económico” se realiza dentro del contexto de una Economía de Mercado que debe ir acompañada de una “compensación social”. Quiere decir, el “sistema de valores” en el que descansa la construcción del “Ordenamiento Económico- Social” es consciente de que hay personas que no pueden realizar su desarrollo desde la situación en la que se encuentra para implicar su crecimiento, bien por falta de la dimensión de competencias técnico- económicas o bien por problemas de falta de competencias sociales, independientemente de los problemas que afectan a situaciones concretas de edad, salud, etc. que hacen inviable el proceso de su desarrollo en el contexto de una economía de mercado.
(…) En el “Principio del Equilibrio Social” no solamente es la Política Social del Estado, sino también la actuación del mercado a la hora de plantear a través de la competencia esa dimensión social que posee la propia competencia. La competencia tiene una dimensión social para poder cubrir las necesidades de las personas si funciona correctamente.
Sin competencia no hay desarrollo de las personas, bien entendida esa competencia que afecta a las personas y que luego origina en los mecanismos de mercado y del propio Estado impactos en la manera de funcionamiento del instrumento del “sistema de precios”, del “sistema de asignación” de recursos escasos tanto del Estado como del Mercado.
Y esto tiene que plantearse en el marco de un Ordenamiento Económico- ético, tal como señala el Cardenal Marx: “sin un marco determinado éticamente y sin instituciones, incluyendo la del Estado, no hay ninguna economía social de mercado real. ¡Este es el común sentir de los defensores de la economía social de mercado, entre los que me cuento yo!”.
Pero ya en su día Eucken, uno de los pensadores claves de la Escuela de Freiburgo, destaca en su concepción el hecho de la necesidad de la competencia como clave del Ordenamiento de la Economía desde el punto de vista de la persona.
Eucken que señala que “una economía social de mercado” consiste en el desarrollo de un ordenamiento de la economía para una sociedad con capacidad de funcionamiento humano”. Viene a coincidir con la definición tanto de Utz como de Keitel sobre la definición de ética antes mencionada.
Es, al mismo tiempo, la Economía Social de Mercado el Orden que refleja la Doctrina Social de la Iglesia, ya que hay que pasar de los Principios Sociales a la realidad, esto es, hay que bajar a la realidad económico-societaria donde se encuentra la persona que hay que desarrollar y ello implica la necesidad de un “Ordenamiento económico-societario” como la Economía Social de Mercado. Esto es un planteamiento sobre la persona y su desarrollo, su crecimiento con el fin de poder dar en esta dimensión societaria una respuesta a los Principios Sociales planteados: “que los grandes Principios sociales no se queden en meras generalidades que no interpelan a nadie” puesto que hay que sacar las consecuencias de un Orden Económico que es el medio organizativo que tiene una Sociedad para poder realizar la “actividad económico-societaria” basada en el desarrollo de las personas. Ya que “hace falta sacar sus consecuencias prácticas para que pueda incidir eficientemente también en las complejas situaciones actuales”.