José Barta; 22 de abril 2015
No siempre se cumple que una imagen vale más que mil palabras, pero este no es uno de esos casos. En el siguiente gráfico puede ver la evolución de los salarios y de la riqueza en España durante los últimos quince años. Este periodo de tiempo me ha parecido suficiente para tener una visión clara sobre cuáles son los intereses que han marcado nuestra situación actual. Lo anterior al 2000 forma parte de la prehistoria, muy interesante para el estudioso, pero podría distraer al resto.
Si hay algo que destaca es el más que contenido crecimiento de los salarios, en momentos en los que el precio de las viviendas se disparataba hacia la estratosfera económica, como si las mismas se destinaran a compradores extraños a la realidad económica del país. No parece posible que los máximos responsables de las inmobiliarias, ni de las entidades financieras, pudieran tomar sus decisiones de espaldas a dicha realidad.
Por el contrario podemos apreciar como el precio de los alquileres de las viviendas evoluciona ligeramente por encima del PIB per cápita, más en sintonía con la economía real.
En febrero del 2003, la Fundación Encuentro publica mi informe-denuncia de la insostenibilidad del crecimiento de los precios, y de la construcción de nuevas viviendas.
Viendo el gráfico lo sorprendente es que se tuviera que denunciar tamaño disparate. Si además añadimos que dicho informe fue rechazado rotundamente como derrotista y carente del mínimo valor científico, por parte de los profesionales del sector, políticos y departamentos de estudios de entidades financieras, conseguimos explicarnos por qué el disparate se mantuvo cinco años más.
Entonces, si los salarios se mantuvieron bastante estables (salvo en los sectores construcción, inmobiliario y financiero) ¿sobre quien cayó la responsabilidad del disparatado crecimiento del precio de las viviendas? Lo he explicado en numerosas ocasiones, pero esta vez con la radiografía a la vista: de los Bancos y Cajas, principalmente de las que hemos resucitado a costa de la mayoría; y de los responsables políticos de las Administraciones Públicas, esos que después decidieron quienes éramos los que teníamos que afrontar el coste de la crisis. Los promotores y las tasadoras fueron instrumentos necesarios, e interesados, para crear la tormenta perfecta.
Dedicaremos otros artículos a comentar más a fondo este grafico. A continuación incorporo la tabla de datos.