José Barta; 12 de abril 2015
El pasado viernes, 10 de abril, la minipresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, compareció ante la prensa manifestando la “buena voluntad” de Marruecos en su actuación en el tragico rescate de los tres espeleólogos españoles accidentados, enfatizando que Marruecos es “un Estado soberano que tiene sus propios protocolos de actuación”.
Esta última ha sido una matización innecesaria, que lo único que pone de relieve es el temor reverencial que este Gobierno tiene a ofender, molestar o desagradar a terceros países, aun cuando sea por razón de la defensa de los intereses, en este caso la vida, de ciudadanos españoles.
El reconocimiento de la buena fe de los máximos representantes del Reino de Marruecos (se sabe que Felipe VI conversó con el monarca alauí, Mohamed VI, ofreciéndole ayuda para rescatar a los espeleólogos españoles accidentados, algo que aceptó este último), no justifica bajo ninguna excusa el deseo de nuestro Gobierno de dar carpetazo al asunto, evitando incluso la petición de una mínima investigación sobre posibles responsabilidades de la Gendarmería marroquí, que fue quien rechazó dicha ayuda.
No es esta la primera vez que el Gobierno de Rajoy hace dejación de sus obligaciones de defensa de los intereses de ciudadanos españoles de clase media. Actitud que cambia radicalmente cuando de lo que se trata es de la defensa de los intereses (incluso de los muy cuestionables, como sucedió en Panamá) de algunas grandes corporaciones españolas.
Nuestros emigrantes, en su mayoría jóvenes necesitados de trabajo, se encuentran absolutamente desatendidos ante las posibles arbitrariedades que puedan sufrir en los países de acogida. Nuestros gobernantes entienden que esto no es de su competencia, dado que las relaciones laborales encuentran su marco en el ámbito de la libertad de mercado.
Es muy singular el concepto, que este Gobierno tiene, de “libertad de mercado”, dado que no les tembló la mano para sacrificar a la mayoría de los ciudadanos de este país, implantando una política económica focalizada exclusivamente en salvar las responsabilidades civiles y penales de numerosos cargos directivos de las antiguas Cajas, muchos de ellos elegidos por el partido gobernante; así como para evitar las gravísimas pérdidas económicas de importantes Bancos internacionales, especialmente alemanes, derivadas de los importantes créditos concedidos a dichas Cajas. Créditos que fueron aprobados tras los correspondientes análisis de riesgos. Riesgos que, cuando se mostraron fallidos, se optó por no asumir, con la complicidad necesaria del Gobierno Rajoy. No se puede legislar más en contra de las leyes del libre mercado.
Desgraciadamente esta falta de responsabilidad no es excepcional, habiéndose producido en anteriores Gobiernos, de distinta denominación política. Les pondré solo un ejemplo, que me parece muy significativo, ¿recuerdan la crisis internacional que se nos produjo en octubre de 2011? En la Republica del Chad se procedió a detener a los responsables de una ONG francesa “El arca de Zoé”, acusados de intento de secuestro de 103 niños (un conflicto derivado de una fallida gestión de adopciones). En este proceso se vieron implicados los tripulantes del avión en el que se pretendía trasladar a Francia a dichos niños; estos tripulantes eran españoles (cuatro azafatas, dos pilotos y un sobrecargo) que no tenían nada que ver con dicha ONG. Los siete fueron detenidos y encarcelados.
Mientras el Gobierno, presidido entonces por Zapatero, se encogía de hombros, esa actitud tan propia de nuestros gobernantes a la hora de defender nuestros intereses, el presidente francés, entonces Nicolas Sarkozy, se personó en el Chad y, en un primer paso, regresó con las cuatro azafatas españolas y tres periodistas franceses. Posteriormente regresaron los restantes.
Al igual que nuestra minipresidenta, Zarkosy realizó unas declaraciones, pero los términos de la misma diferían bastante de los de Doña Soraya, dado que tras agradecer al presidente de Chad su “comprensión y ayuda”, dejó claro que “todos tienen que volver a casa, cuales quiera que sean sus responsabilidades”, si bien lo suavizó diciendo que “se debe respetar la soberanía del país africano y de su justicia.”
Por cierto, mientras el Rey asumía su responsabilidad, e intervenía frente a su homónimo marroquí, ¿donde estaban los Ministros responsables en este asunto? Y Rajoy, ¿donde estaba?
¿Cómo hubieran actuado, nuestros “políticamente correctos” gobernantes, sí se hubiera tratado de sus hijos, hermanos, etc.? Esta es una de las diferencias entre la grandeza y la miseria en el ejercicio del poder.