Dado que en los últimos días algunos medios de comunicación (que no de información, que exige veracidad) no paran de cuestionar las Palabras del Papa Francisco a los periodistas, en el vuelo a Manila, sobre la libertad de expresión y la violencia, a continuación aporto la transcripción literal de las mismas, traducidas por los responsables del Vaticano:
Periodista Sébastien Maillard (francés):
Santo Padre, ayer por la mañana, en la Misa, habló de la libertad religiosa como derecho humano fundamental. Pero, para respetar a las diversas religiones, ¿hasta qué punto se puede llegar en la libertad de expresión, que es también un derecho humano fundamental?
Papa Francisco:
Gracias por la pregunta; es inteligente. Creo que los dos son derechos humanos fundamentales: la libertad religiosa y la libertad de expresión. No se puede… pensemos… Usted es francés, vayamos a París. Hablemos claro. No se puede ocultar una verdad: que toda persona tiene derecho a practicar su religión, sin ofender, libremente. Así lo hacemos, así lo queremos hacer todos. En segundo lugar, no se puede ofender, declarar la guerra, matar en nombre de la religión, es decir, en nombre de Dios. A nosotros, lo que sucede ahora nos resulta un poco… nos sorprende. Pero pensemos también en nuestra historia, en las numerosas guerras de religión que hemos tenido. Piense en la “noche de San Bartolomé”… ¿Cómo se entiende eso? También nosotros hemos cometido el mismo pecado. Pero no se puede matar en nombre de Dios. Es una aberración. Matar en nombre de Dios es una aberración. Creo que esto es lo principal sobre la libertad de religión: se debe practicar con libertad, sin ofender, pero sin imposiciones y sin matar.
La libertad de expresión. Las personas no sólo tienen la libertad, el derecho, sino también la obligación de decir lo que piensan para colaborar al bien común. La obligación. Pensemos en un diputado, en un senador: si no dice lo que piensa que es el camino adecuado, no colabora al bien común. Y como ellos, muchos otros. Tenemos la obligación de hablar abiertamente: tener esta libertad, pero sin ofender. Porque es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero, si el Dr. Gasbarri, gran amigo, ofende a mi madre, se lleva un puñetazo. Es normal. Es normal. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se pude ridiculizar la fe. El Papa Benedicto, en un discurso –no recuerdo dónde con exactitud–, habló de esa mentalidad post-positiva, de la metafísica post-positiva, que al final llevaba a creer que las religiones y las expresiones religiosas son un especie de subcultura, que son toleradas, pero son poca cosa, no forman parte de la cultura iluminista. Y esto es herencia de la Ilustración. Mucha gente habla mal de la religión, se burla, podríamos decir que “juega” con la religión de los otros; son provocaciones, y puede suceder lo que mismo que si el Dr. Gasbarri habla mal de mi madre. Hay un límite. Toda religión tiene dignidad, toda religión que respete la vida humana, la persona humana. Y no puedo ridiculizarla. Ése es el límite. He utilizado este ejemplo de mi madre, para decir que en la libertad de expresión hay límites. No sé si he conseguido responder a la pregunta. Gracias.
Todo aquel que desee leer la totalidad de las respuestas dadas en esa improvisada rueda de prensa, las encontrará en el siguiente PDF Encuentro Francisco con periodistas en vuelo a Manila