José Barta; 25 de noviembre 2014
Se acaba de conocer que El Corte Inglés ha resultado adjudicatario de la parcela comercial, de 10.000m2, que Adif poseía en la Castellana (Madrid), junto al intercambiador de Nuevos Ministerios.
En la subasta que convocó el gestor público ferroviario, El Corte Inglés, ofreció 136 millones de euros; esta cantidad casi duplica la oferta de la inmobiliaria Monthisa, que con 77,04 millones fue la segunda mejor postora; Pryconsa (62,57 millones), Allegra (55,1 millones), Colonial (52 millones) y el grupo venezolano Capriles (46 millones), completan el grupo de ofertantes.
La elevadísima oferta realizada por El Corte Inglés, en la actual crisis del mercado, así como con la incierta trayectoria de la compañía, al menos a corto plazo, no resulta fácil de explicar. Ni siquiera el proyecto de crear el “mayor centro comercial del mundo”, en una España que ha sufrido la mayor caída de renta neta familiar disponible de toda Europa, consigue justificar una diferencia de precio tan escandalosa respecto a las realizadas por sus competidores, empresas de gran experiencia y solvencia económica.
Parece que el Corte Inglés realiza una apuesta atrevidísima sobre que Madrid se convierta, a medio plazo, en un “muy importante destino internacional” para el turismo de alto poder adquisitivo, así como por la recuperación económica y demográfica de esta región que, aun cuando más moderadamente que otras, no ha escapado a la crisis.
¿Una genial maniobra que lleva a ampliar nuevamente, a un alto coste, un complejo comercial que ya fue ampliado recientemente, y que se haya lejos de encontrarse saturado?, o ¿una alocada huida hacia adelante?
No tengo claro cuál es el mensaje que trata de transmitir el actual equipo gestor de El Corte Inglés, de aquí que me pregunte qué es lo que han proclamado: ¿Feliz Año Nuevo o Felisa me muero?