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Por su importancia, recojo integro el discurso pronunciado por el Papa Francisco, el pasado jueves, dos de octubre.
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN LA PLENARIA Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz
Vaticano. Sala Clementina
Jueves, 02 de octubre 2014
Señores cardenales, queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, hermanos y hermanas.
Os saludo a todos con afecto y doy las gracias al cardenal Peter Turkson por las palabras con las que introdujo esta reunión.
Esta plenaria coincide con el quinto aniversario de la promulgación de la encíclica Caritas in veritate . Un documento clave para la evangelización de lo social, lo que proporciona una valiosa orientación para la presencia de los católicos en la sociedad, las instituciones, la economía, las finanzas y la política.
Caritas in veritate llamó la atención sobre los beneficios, y también sobre los peligros de la globalización, cuando no está orientada hacia el bien de la gente. Es cierto que la globalización ha aumentado en gran medida la riqueza del conjunto mundial, especialmente de algunos países concretos, pero también ha exacerbado las diferencias entre los distintos grupos sociales, creando nuevas desigualdades y la pobreza en aquellos países considerados como los más ricos.
Uno de los aspectos del sistema económico actual es la explotación de desequilibrio internacional de los costes laborales, que se basa en miles de millones de personas que viven con menos de dos dólares al día. Tal desequilibrio no sólo no respeta la dignidad de los que suministran mano de obra barata, sino que destruye fuentes de empleo en aquellas regiones en las que está más protegido. Esto plantea el problema de la creación de mecanismos para la protección de los derechos laborales y el medio ambiente, en presencia de una ideología consumista creciente, que no muestra responsabilidad para con sus resultados.
El crecimiento de la desigualdad y la pobreza amenazan la democracia incluyente y participativa, que siempre presupone una economía y un mercado que no excluye y que sean justas. Se trata, pues, de superar las causas estructurales de la desigualdad y la pobreza. En la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium yo quería señalar tres instrumentos básicos para la inclusión social de los más necesitados, como la educación, el acceso a la atención sanitaria y el trabajo para todos (cf. n. 192).
En otras palabras, el Estado de derecho social no debe ser desmantelado y en particular el derecho fundamental al trabajo. Esto no puede ser considerado como una variable dependiente de los mercados financieros y monetarios. Es esencial para el desarrollo de la propia dignidad (cf. ibíd. ), para la formación de una familia, para la realización del bien común y de la paz.
La educación y el empleo, el acceso al bienestar para todos (cf. Ibid , 205), son elementos clave para el desarrollo y la justa distribución de los bienes, para el logro de la justicia social; ambos se necesitan para el desarrollo del trabajo profesional (ver Ibid , 53), así como para participar libre y responsablemente en la vida política, entendida como la gestión de la cosa pública. Las visiones que pretenden aumentar la rentabilidad a costa de la restricción del mercado de trabajo que crea nuevos excluidos, no se ajustan a una economía al servicio de la humanidad y el bien común, no favorece una democracia incluyente y participativa.
Otro problema surge del desequilibrio persistente entre los sectores económicos, incluida la remuneración, incluidas las relaciones entre los bancos comerciales y los bancos de especulación; entre las instituciones y los problemas globales es preciso mantener viva la preocupación por la justicia social y pobres (cf. Evangelii gaudium , 201). Ésta requiere, por un lado, profundas reformas que permitan la redistribución de la riqueza y la universalización de los mercados libres en el servicio de las familias, por otro la redistribución de la soberanía, tanto en lo nacional como en lo supranacional.
Caritas in Veritate también ha animado a mirar los temas sociales de actualidad, tales como las cuestiones ambientales. En particular, se destacó el vínculo entre la ecología del medio ambiente y la ecología humana, entre la primera y la ética de la vida.
El principio de la Caritas in veritate es de gran actualidad. Un amor lleno de verdad es la base sobre la que construir la paz que hoy es especialmente deseable y necesaria para el bien de todos. Esto permite superar el fanatismo, los peligrosos conflictos por la posesión de los recursos, la migración de proporciones épicas, las heridas del hambre y la pobreza actual, la trata de personas, la injusticia y las desigualdades sociales y económicas, el desequilibrio en los bienes colectivos.
Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia está siempre en movimiento, en busca de nuevas formas de anunciar el Evangelio, también en el campo social.
Gracias por sus esfuerzos en este ámbito y, para confiar a vosotros a la intercesión materna de la Virgen María, os pido que recéis por mí y os bendigo de corazón.