José Barta; 24 de julio 2014
La venta de Catalunya Caixa ha aflorado lo que algunos anunciábamos desde el comienzo de la reestructuración bancaria acometida por el Ministro Luis De Guindos, que esta sería un pozo sin fondo a cargo de los Presupuestos Generales del estado, que es lo mismo que decir que a cargo de las mayoría de los ciudadanos de nuestro país.
La mayor parte de los medios de información, con datos del Banco de España y del Frob, destacan que la reestructuración financiera ha sepultado ya 43.224 millones (entre inyecciones de capital, subvenciones a las EPAs, y ayudas a los compradores, o clausulas de salvaguarda de caída del valor de los activos, que es lo mismo).
El Ministro De Guindos afirmaba rotundamente, el 29 de agosto de 2012, que “la creación de un banco malo para traspasar los activos dañados y sanear al sector, no va a costar un euro al bolsillo del contribuyente.”
La realidad, una vez más, ha mostrado la incompetencia de este Gobierno a la hora de afrontar los mercados.
Llegados a este punto, tengo que matizar que lo que el Gobierno de España ha intentado vender siempre como Banco Malo, ha sido la creación de otro instrumento societario que generará importantes pérdidas a los españoles, el día en que ya sea imposible seguir simulando contablemente su realidad económica (dentro de tres o cuatro años): La SAREB
En su momento denuncié la maniobra de distracción que suponía la creación de la SAREB, de la que siempre he defendido que “NO ES EL BANCO MALO”, dado que el autentico Banco Malo se llama FROB.
La SAREB se crea para ocultar futuras perdidas, de origen inmobiliario, trasvasando activos, con este riesgo, de las carteras de algunos bancos a la suya, pero siempre en la esfera de lo público, al menos en cuanto asunción de la mayor parte del riesgo. De esta forma suponía el Gobierno que se podría agilizar el proceso de “limpieza” de los Balances de los Bancos intervenidos, adelantando la venta de los mismos al sector privado, como se está realizando, pero con el escaso éxito económico ya conocido por todos.
Para intentar confundir a los contribuyentes, se da entrada en esta sociedad a capital privado, adecuadamente “motivado”, de manera que los riesgos no sean atribuidos contablemente al sector público, generando un mayor déficit. Pero esta maniobra no logra ocultar la realidad: que las aportaciones de capital son insuficientes para los activos que se adquieren por lo que estos deben ser adquiridos mediante créditos avalados por el Estado español, algo determinante para la futura cuenta de resultados dado que la mayor parte de esos activos se encuentran sobrevalorados respecto al mercado.
El riesgo que nos ha hecho asumir De Guindos en la SAREB no es insignificante, ya que debe 50.781 millones de euros, emitidos en bonos avalados por el Estado, que se refinancian a medida que llega el vencimiento.
La SAREB se ha convertido en una sociedad gestora que, debido a la falta de conocimiento de mercado de sus máximos responsables, en lugar de generar plusvalías, minimizando pérdidas, genera gastos de gestión suntuarios, que maximizan dichas pérdidas.
No arriesgo demasiado al afirmar que las pérdidas que se generarán – como consecuencia de la continua caída del mercado, unida a la mala gestión societaria – ascenderán a una cuantía superior al 20% de dicha deuda.
Más de 10.000 millones de euros esperan su oportunidad para “desaparecer” contablemente; algo así que como el “calvo” de la Lotería de Navidad, pero al revés.
Y dejo para más adelante hablar sobre el valor “real” de numerosas inmobiliarias participadas por Bancos, cuya posible incidencia negativa en los resultados de la entidades financieras se encuentra bloqueado por el Gobierno, con medida legislativas ad hoc.
Estos son los “magníficos” negocios en los que nos mete el Ministro De Guindos.