José Barta; 8 de abril de 2013
¿Recuerdan ustedes a aquella lechera del cuento que, camino del mercado con su cantara de leche, soñaba con una serie de operaciones comerciales que terminaban encumbrándola como una gran empresaria agroalimentaria, terminando todo con la realidad de una cantará de leche derramada en el camino? Pues para mí que la lechera era lechero y se llamaba De Guindos.
El Ministro De Guindos demostró sobradamente el pasado año su incapacidad para predecir los resultados económicos del 2012, siendo sus informes los más alejados de lo que realmente sucedió, muy lejos de los errores de Flores de Lemus, de la OCDE, de FUNCAS, del FMI, e incluso de AFI, que erraron por encima de los 100 básicos en sus respectivas precisiones de caída del PIB.
El Ministro De Guindos dice que está negociando con la Troica europea un mayor déficit público (6%), quizás para compensar la incapacidad mostrada de cumplir con el previsto para 2012. Pues miren ustedes, aun cuando los responsables (expresión eufemística) de la eurozona lo consientan, tampoco será capaz este Gobierno de lograr dicho resultado corregido.
El secreto de su incompetencia es el grave desconocimiento que manifiestan sobre la realidad económica de nuestro país.
Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se han elaborado en base a la estimación de una pérdida de riqueza de nuestra economía (PIB) del 0,5%, cuando el resto de los analistas del Mundo (y parte del extranjero) coinciden en que este año nuestra economía (la de los residentes en España) se empobrecerá entre el 1,4% y el 1,5%. El problema principal estriba en que los PGE contemplan los gastos e inversiones posibles en función de los ingresos estimados. Una mayor caída de PIB reflejará un menor volumen de actividades económicas, y con ello una menor recaudación fiscal (además de un incremento del desempleo), unos menores ingresos para el Estado.
Esta situación necesariamente generará un mayor déficit público, ya que una gran parte de los pagos previstos ya están comprometidos. La única manera de afrontar (reducir) dicho déficit – en coherencia con la política asumida por este Gobierno – será la de incrementar los ingresos introduciendo nuevos impuestos (medioambientales, o como los quieran justificar), a los que quizás llamen tasas o con cualquier otro eufemismo, eliminando prestaciones sociales o introduciendo sistema de pagos por las mismas, incrementando los porcentajes de los actuales impuestos y eliminando deducciones fiscales (estas últimas no será fácil que ofrezcan resultados a corto plazo, por lo que se utilizarán más comedidamente)
El resultado será un mayor empobrecimiento del país, en particular de las clases medias que deberían ser el motor principal de nuestra recuperación, siempre que se les permita desarrollar actividad económica productiva, algo que parece escapa de la intención actual del Gobierno.
Me podrían ustedes decir que el Ministro De Guindos ya se ha puesto manos a la obra para corregir su error de cálculo (así lo ha afirmado recientemente, si bien él no lo ha llamado error); el problema en parte es que ya se ha perdido un cuatrimestre – como mínimo -, pero lo más grave es que el lechero De Guindos baraja doblar la caída prevista del PIB, estimándola en el – 1%, quedando aun muy lejos de la previsiones realizadas por la mayoría de los analistas independientes – y solventes – que no solo no mejoran sus anteriores previsiones sino que comienzan a estimar que la caída podría ser mayor, como recientemente ha manifestado la Asociación Española de Banca (AEB) estimándola en -2%.
Intenten llevar ustedes la administración de sus hogares con estos errores de cálculo, o la de sus empresas, lo terminarían pagando muy caro. El problema es que a nuestros gobernantes, sean del signo que sean, todo les sale gratis, y la leche la pagamos los contribuyentes de a pié.
Por cierto ¿Quién se cree que con este panorama y estas perspectivas creceremos el próximo año, como no cesan de anunciar los que hasta el momento solo han demostrado capacidad de errar?