José Barta; 25 de noviembre 2012
Comprendo que alguno al leerme pueda acusarme de excesivamente mordaz y sarcástico, dos características que distorsionan la critica objetiva, pudiendo hacerla caer en la calificación de injusta. Soy consciente del riesgo y me preocupa, no el juicio que algunos puedan emitir, la posibilidad de ser injusto con las personas hacia las que empleo dicho sarcasmo. Por ello intento separar la persona de sus actos o de su opinión, lo cual no siempre es posible, y en el caso de los políticos españoles prácticamente imposible.
¿Se dan ustedes cuenta de cómo las soluciones que adoptan nuestros políticos son siempre LAS UNICAS POSIBLES Y RAZONABLES, llegando al extremo de que consideran estúpidos o malintencionados a aquellos que se oponen a reconocerlas como adecuadas? Para nuestros políticos es verdadero solo aquello que saben…y saben bastante poco.
Resulta extraordinariamente difícil atacar sus acciones sin que se sientan ofendidos personalmente, y con ello exacerban en los críticos, como yo, el sarcasmo y la ironía, que por cierto, reconozco abiertamente, son manifestaciones de impotencia frente al poder.
El Ministro De Guindos nos fue presentado como una persona con prestigio en el mundo financiero internacional.
El caso es que no es lo mismo tener prestigio que ser conocido o, todavía menos, conocer a gente.
El prestigio va muy unido al desarrollo profesional (casi nada al académico, lo siento doña Soraya) y genera credibilidad en la persona que lo tiene, en lo que hace y en lo que dice. Para el prestigio internacional resulta muy conveniente el manejo del idioma inglés, así como del español, por aquello de las relaciones interpersonales directas (sin traductores que dificultan el nacimiento de la amistad), si bien estas no es suficiente.
¿A qué viene este preámbulo? Pues a que los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete nombraron el pasado viernes al luxemburgués Yves Mersch como miembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE) en sustitución de José Manuel González-Páramo, sorteando el bloqueo que España impuso el pasado 5 de noviembre en protesta por quedar fuera de la cúpula de la institución. España se queda así sin representantes en la cúpula del BCE por primera vez desde su fundación en 1999, rompiéndose el acuerdo verbal por el que cuatro de los seis miembros del Comité Directivo del BCE procederían de los cuatro países más grandes (Alemania, Francia, Italia y España) y los otros dos rotarían entre el resto de Estados miembros.
Tampoco ha logrado el Ministro De Guindos colocar a su colaboradora, la ex directora del Tesoro, Belén Romana, en la Dirección del fondo de rescate de la UE, que ha quedado en manos del alemán Klaus Regling.
En definitiva que estamos desapareciendo de los organismos comunitarios de mayor relevancia para afrontar esta crisis.
Como compensación, a Belén Romana, De Guindos la ha nombrado presidenta de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), actividad para la cual no reúne ninguna experiencia, pero es que el Señor Ministro en España si tiene prestigio; ¿será porque sabe inglés?