José Barta; 23 de enero 2017
Cansado Elohim de la maldad de los seres humanos, viendo que su corrupción les llevaba a la autodestrucción, decidió acabar con todos salvo con Noé, que era el único varón justo de su generación. “Erradicaré el mal de esta generación y los seres humanos volverán a vivir en paz. Por esta razón haré que se derritan los hielos polares y las nubes se vaciaran sobre la tierra, y todo quedara anegado de agua durante cuarenta días con sus correspondientes noches, y morirán todos los hombres y animales terrestres, salvo Noé y su familia, y la humanidad podrá comenzar de nuevo.”
Elohim dio instrucciones a Noé para que construyera un arca sellada, en la que se embarcaran él, su esposa, sus hijos – Sem, Cam y Jafet – y sus nueras, junto con una pareja de cada especie animal terrestre.
Finalizada la construcción del arca, las distintas especies comenzaron a entrar en ella. El Engaño quiso penetrar en el arca. Noé, que no supo reconocerle, le dijo: “solo puedes entrar si tomas una compañera, para formar pareja”.
El Engaño encontró a la Iniquidad, y la Iniquidad le preguntó: ¿De dónde vienes?
Él le dijo: vengo de estar con Noé, a quien he ido a pedir subir al arca, y no me ha dejado; pero me ha dicho “Toma una compañera y forma una pareja”. Si quieres, se mi compañera y formemos una pareja.
La Iniquidad le preguntó:¿y qué me darás?. El Engaño respondió: Me comprometo a darte todo lo que obtenga. Y ambos entraron en el arca.
Cuando hubo partido el arca, el Engaño fue adueñándose de cosas, y la Iniquidad se quedaba con ellas.
Finalmente el Engaño y la Iniquidad salieron del arca al desaparecer las aguas; en cuarenta días habían comprobado lo fácil que resultaba arrebatar bienes materiales a los seres humanos; su unión se mostraba irresistible, habían nacido el uno para la otra y viceversa; a partir de ese momento, alentados por su éxito, se fijaron un objetivo más ambicioso: arrebatar a los seres humanos la esperanza y la felicidad.
Y así han estado actuando a través de la Historia, hasta nuestros tiempos. Se dice que actualmente tienen residencia en España, donde asesoran a altos cargos de la política y las finanzas.
(Inspirado en el relato de Yalkut Shimoni, Noé, cap. VII)
Que el Engaño y la Iniquidad (injusticia grave) corrompen las relaciones entre las personas es algo que difícilmente se puede discutir, dado que destruyen la confianza entre ellas e inducen a la desesperación.
Que han quebrado la paz social y familiar en numerosas ocasiones, a lo largo de la Historia, causando odios y guerras, es un hecho constatable científicamente.
¿Pero es cierto que estas acciones reprobables se han enseñoreado de la realidad económico-político-social española?
La opinión general de los ciudadanos es que sí. Estos han sido testigos de cómo se han recortado los gastos en sanidad, educación, investigación y desarrollo…; se ha desplomado la renta neta disponible por parte de las familias, como consecuencia del derrumbamiento de los salarios, el incremento de los impuestos indirectos y de los precios energéticos; se han mantenido altas tasas en el desempleo de larga duración, entre los menores de treinta años y los mayores de cincuenta y cinco, truncando la capacidad de crecimiento, a corto y medio plazo, de la sociedad; al tiempo se ha incrementado el endeudamiento de las administraciones públicas, incapaces de eliminar el déficit. Y todo esto lo ha tenido que soportar el ciudadano de a pié viendo como se premia a los grandes defraudadores, con ventajosas regulaciones fiscales; como crece la indefensión de los menos favorecidos ante las Administraciones, así como la de los pequeños consumidores frente a las grandes corporaciones financieras, industriales…, que abusan, amparadas por regulaciones injustas, de posiciones dominantes en sus respectivos mercados, en muchas ocasiones posiciones oligopolísticas, y sin que, tras demostrarse que muchas de ellas han conspirado para engañarles – como ha sucedido con las “Preferentes”, las “clausulas suelo”, la “alteración de los precios inmobiliarios mediante la manipulación de las tasaciones hipotecarias”, la subida escasamente justificada de precios en carburantes, etc. – ninguna de ellas recibieran sanciones realmente ejemplarizantes, sin que ninguno de sus directivos se encuentre en prisión; viviendo la paradoja de que terminan siendo los Tribunales comunitarios, e internacionales, los que defienden a los ciudadanos españoles frente a sus propios Tribunales y Gobernantes.
Se tiene la impresión, constatada por distintos informes, de encontrarse en una sociedad en la que los más ricos se enriquecen más que nunca, mientras el resto se empobrece.
Parece que sí pueden apreciarse indicios de que el Engaño y la Iniquidad han adquirido residencia en España; necesitaremos de la bondad divina para librarnos pronto de ellos.