José Barta; jueves 10 de diciembre 2015
El profesor Calderero Hernández ha reflexionado durante muchos años sobre el desarrollo intelectual y emocional de la persona desde los primeros estadios de su vida. A la reflexión ha unido la acción, en forma de numerosos programas de formación de profesores y seguimiento de sus resultados.
La defensa de la dignidad y libertad de la persona comienza con su educación en la búsqueda de la verdad y la asunción de responsabilidad, dos sustantivos que no gozan de popularidad actualmente.
Consciente o inconscientemente se está sustituyendo educación por domesticación, degradando la dignidad de la persona al nivel de “cosa útil”, con la consiguiente degradación de las relaciones sociales y del hábitat en el que las mismas se producen. Si la persona se valora por su utilidad, ¿qué valor se dará a la naturaleza?
Todas estas son algunas de las conclusiones extraídas tras mis numerosas conversaciones con este buen amigo, capaz de aunar amenidad con su sabiduría pedagógica, de profundas raíces antropológicas.
Con su participación en el III Encuentro judeocristiano ha abierto una puerta a futuras colaboraciones de las que espero importantes frutos.
Su intervención se desarrolló con su estilo directo y atractiva:
“Siguiendo como referencia destacada la reciente encíclica “Laudatio si´” del Papa Francisco, es pertinente reflexionar sobre los fuertes vínculos entre las cuestiones sociales y ambientales y señalar como principal causa de los problemas la escasa valoración que se le da al ser humano, a la persona humana, y en concreto a su dignidad y libertad.
En este contexto es necesario destacar la enorme importancia que tiene la Educación, entendida esta no solo desde un punto de vista instrumental y utilitarista, casi exclusivamente orientado al empleo, sino como reconocimiento y promoción de la enorme dignidad y valor de todo ser humano por el mero hecho de serlo, y como ayuda para que cada uno pueda ser protagonista de su propio desarrollo personal, lo cual pasa necesariamente por la incorporación de actitudes y actuaciones orientadas al aprecio y cuidado de los demás seres, empezando por las personas.
(…) No podemos tener la pretensión, por otro lado bastante inútil, de enumerar “todos” los problemas a los que se ha enfrentado, se enfrenta, y presumiblemente habrá de seguir enfrentándose en mayor o menor medida la Humanidad. En todo caso, aunque consiguiésemos realizar la quimera de eliminar todo conflicto, con toda probabilidad surgirían nuevos retos y problemas.
Parece más interesante y útil que nos fijemos en algunas de las posibles causas generadoras de males evitables.
La más grave de todas ellas puede ser la proliferación de las diferentes y numerosas interpretaciones reduccionistas de la realidad a las que la “hipertrofia racionalista” nos tiene acostumbrados. Es necesario advertir que no debe entenderse esta consideración como una minusvaloración de la esencial condición racional del ser humano, todo lo contrario, sino a la fuerte tendencia actual de conformarse con explicaciones parciales de la realidad y construir sobre ellas espacios conceptuales cerrados ante los que no cabe otra opción que asumirlos resignadamente si uno no quiere sufrir algún tipo de marginación profesional o social.” (LA EDUCACIÓN PERSONALIZADA COMO SOLUCIÓN SOCIAL Y AMBIENTAL, del profesor José Fernando Calderero Hernández, en el III Encuentro judeocristiano)
A continuación, el lector, podrá bajarse el PDF con el texto integro de la intervención del profesor José Fernando Calderero: La educación personalizada como solución social y ambiental. Texto conferencia JF Calderero 19 nov 2015