José Barta; 2 de marzo 2015
La que llegó a convertirse en la primera empresa inmobiliaria de España, y una de las mayores de Europa, será liquidada, como consecuencia de la extraordinaria caída del valor del mercado inmobiliario en nuestro país, así como de la grave caída de la renta neta disponible de las familias españolas, y su nula expectativa de recuperación a medio plazo.
La realidad se acaba mostrando implacable, con aquellos que la pretenden ignorar, por lo que a pesar de los esfuerzos del Gobierno Rajoy en ocultar ambas realidades (ocultando o distorsionando las estadísticas correspondientes), y a pesar de los reiterados aplazamientos financieros, Martinsa-Fadesa ha sido incapaz de cumplir sus compromisos, y no ofrece garantía de lograrlo en el futuro, al menos esto es lo que han manifestado las entidades financieras acreedoras, al rechazar definitivamente la propuesta de convenio que Fernando Martín presentó, en el juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña, el pasado 30 de diciembre. La empresa arrastraba un pasivo de 6.600 millones de euros, de los cuales 5.500 millones correspondían a deuda financiera.
No ha sido la primera de las grandes, a mediados de 2013 entró en liquidación Llanera, otro fruto oportunista de la burbuja inmobiliaria española, que la hizo pasar de ser una pequeña empresa, con sede en Xàtiva, a facturar, en 2006, 418 millones de euros. Esta compañía llegó patrocinar equipos de fútbol como el Valencia CF y el Charlton Athletic, de la primera división inglesa.
El 23 de febrero 2013, en mi artículo De la Tormenta Perfecta al Vórtice Ciclónico, anticipé que, a pesar de los falsos anuncios de recuperación por parte del Gobierno, y de las infundadas esperanzas de numerosos e incompetentes gestores financieros, la realidad de los mercados llevaría a muchas de las empresas inmobiliarias concursadas a su liquidación.
El 28 de agosto 2013, a la vista de las numerosas declaraciones que trataban de minimizar el problema de estas empresas, denuncié que La agonía de Martinsa-Fadesa anticipa la de otras empresas del sector. Una agonía que se ha prolongado con la única finalidad de ganar tiempo para los Bancos retrasando el reconocimiento de la grave caída de precios de los inmuebles, algo que a las inmobiliarias más que ayudar ha perjudicado (ver mi artículo Martinsa-Fadesa la renegociacion que nunca acaba ).
Reyal Urbis, otra de las grandes inmobiliarias aparecidas (tras unir Rafaél Santa María las sociedades Reyal y Urbis) durante el boom, intenta evitar su liquidación llegando a acuerdos con Hacienda y realizando una dación en pago de activos inmobiliarios a los bancos, con una quita del 80%, según la propuesta de convenio de acreedores que presentó el 13 de febrero, para evitar su liquidación. El próximo 13 de marzo sabremos si los acreedores lo aceptan.
Nozar confía en una “inminente” sentencia, que debe dictar el juzgado que tramita su concurso, por la que se aprobaría su propuesta de convenio, al que mostraron su apoyo las tres cuartas partes de sus acreedores, pero que han rechazado de plano BBVA, Santander, Banco Popular y Caixabank, que han solicitado al Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid que la deje sin efecto y declare la apertura de la fase de liquidación de la inmobiliaria, en concurso desde 2009.
En definitiva, en pocas semanas estamos asistiendo a una perspectiva que nada tiene que ver con la tan cacareada recuperación que anuncia Rajoy, sin el más mínimo fundamento científico, dado que nuestro mercado inmobiliario viene condicionado por una importantísima caída de la renta neta disponible, por parte de las familias (algunos autores tan rigurosos como el profesor Miguel Cordoba estiman en un 30%), sobre la que este Gobierno ha bloqueado toda información, paralizando las estadísticas oficiales en el año 2012. A esta caída, sin visos de recuperación a corto, ni a medio plazo, que afecta al precio de los inmuebles, se le suma la importantísima caída demográfica, que sigue desequilibrando la demanda en detrimento de la oferta, así como la todavía escasa financiación (y cara, dados los condicionantes colaterales que se exigen para la misma).
¿Qué significa lo anterior? Pues que el mercado no se recuperará en el medio plazo, así como que numerosos inmuebles (especialmente los suelos ubicados en municipios de bajo o nulo crecimiento económico) seguirán cayendo, por lo que muchos de los activos de estas inmobiliarias, y de otras como la SAREB, siguen sobrevalorados, y así continuarán por mucho tiempo. En menor medida se verán afectadas algunas entidades financieras, con lo que se mantendrá la restricción del crédito en las mismas.