José Barta; 9 de febrero 2015
El pasado mes de septiembre de 2014 Rajoy, actual Presidente del Gobierno de España, realizó un viaje de estado a China, acompañado de amplio séquito de políticos, funcionarios y empresarios afines.
Fuentes diplomáticas españolas destacaron especialmente la firma del protocolo sobre los requisitos sanitarios para la exportación de alfalfa que abre el mercado chino a España, el segundo exportador mundial de este producto, tras Estados Unidos, con más de un millón de toneladas. Al regreso de ese viaje, Rajoy afirmó que en China admiraban el “modelo económico español”.
El pasado 29 de enero de 2015, el primer ministro chino, Li Keqiang, envió una carta de felicitación a la primera reunión de la Comisión Mixta de Cooperación para la Innovación entre los gobiernos de China e Israel, que se estaba celebrando en Beijing.
Li Keqiang manifestó en la misma que “la ciencia es la base de la prosperidad de una nación mientras que la innovación es el alma para el progreso nacional”. También afirmó “que, la Comisión mixta chino-israelí, vinculará estrechamente personal científico y tecnológico bilateral, poniendo en pleno juego los diversos recursos de innovación, a fin de que la nueva contribución a la promoción del desarrollo tecnológico de los dos países, promueva el bienestar de los dos pueblos”.
Turismo y leguminosas, no está mal…para una economía de los años sesenta, que es la que parece que está trayendo a nuestra sociedad el nuevo “milagro económico español”.
Por cierto Israel, con un indiscutible liderazgo mundial en distintos campos tecnológicos, es un país con una importante población hispano parlante, y con una aplastante mayoría de población judía, etnia cultural que forma parte de nuestras raíces históricas. Elementos que podrían resultar determinantes a la hora de establecer acuerdos de colaboración en ámbitos como la tecnología o la innovación. Pero es más que probable que el Gobierno Rajoy, que ha deshecho la industria de alta tecnología y la investigación científica en España, piense que no compagina una estrategia de este tipo con su “modelo de desarrollo” basado en la oferta de mano de obra barata.
Sus más recientes declaraciones lo que manifiestan es que, en realidad, fue Rajoy el que quedó favorablemente impresionado por los resultados del antiguo modelo de desarrollo económico de China, de mano de obra pobre.