José Barta; 18 de noviembre 2014
“Era bien sabido que el pueblo de Chelm estaba gobernado por el jefe del concejo comunal y los miembros de este, y que todos eran tontos.(…) Los concejales eran Lelo Lekisch, Zeinvel Corto, Treitel Tonto, Sender Asno, Shmendrick Necio y Feivel Obtuso. El mayor de ellos era Gronam Buey. Tenía la barba rizada y blanca y una amplia frente…” Así comienza el cuento que, con el título de “El Concejo de Chelm y la llave de Genendel”, escribió Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel de literatura en Yiddish (idioma empleado por los judíos centroeuropeos desde el Siglo X).
Singer va narrando como un equipo de gobernantes ignorantes van creciéndose en el ejercicio de su poder, llegándose a considerar herederos directos, en cuanto a inteligencia, del mismísimo Rey Salomón, al extremo de multar a aquellos que osaran criticarles sin fundamento alguno: ni que decir tiene que la existencia de fundamento la determinaban ellos mismos, con su “extraordinaria” inteligencia.
Conclusiones tales como que en verano hace calor debido a que durante el invierno se encuentran encendidas las calefacciones, persistiendo dicho calor en verano, o que en invierno hace frío por lo contrario, por tener apagadas las estufas en verano, les lleva a aprobar leyes acordes con las mismas, provocando el desastre en su comunidad.
Una de las disposiciones más disparatadas coincidió con la proximidad de la Fiesta judía de Pentecostés1 y con la tradición de consumir blintzes2 en la misma. Los blintzes van acompañados de abundante “crema agria” y ese año, debido a la sequia, habían escaseado los pastos, y las vacas habían producido poca leche, necesaria para la elaboración de la “crema agria”.
Tras lo que a ellos les pareció grandes esfuerzos de concentración, Gronam Buey , Jefe de ese Gobierno, discurrió que “dado que en el Concejo de Chelm existían abundantes ríos y pozos de agua, frente a la escasez de crema agria, debía procederse a elaborar “una ley por la que el agua se llame crema agria, y la crema agria agua”
“Ese Pentecostés no hubo escasez de “crema agria” en Chelm, pero algunas amas de casa se quejaron de que faltaba “agua”. Pero este era un problema completamente nuevo y sería solucionado después de la festividad”
Recordando este cuento cada vez encuentro mayores similitudes entre el Gobierno de Rajoy y los brillantes representantes del Concejo de Chelm.
Ante la quiebra absoluta de una serie de Cajas de ahorros, debido a la mala gestión que ellos mismos – o sus primos – hicieron en ellas, deciden que no estaban muertas, solo están dormidas, y obligan a que los ciudadanos, que habían sido defraudados por las mismas, se hagan cargo de sus deudas, bajo el eufemismo de “Reforma Financiera”.
Esta medida origina un lógico y disparatado crecimiento de la Deuda Pública, lo que les mueve a elevar los impuestos, cargándolos principalmente sobre la clase media y los trabajadores autónomos, que ya se sabe que son los que más abundan (subida de IVA, de IRPF, de IBI, etc.); a esto acuerdan nominarlo “Reforma Fiscal”. Dado el alto desempleo existente, y las nuevas cargas fiscales, el consumo se va al garete3, provocando más paro, por lo que se procede a aprobar una Ley que reduce los costes …de los despidos; y a esto lo llaman Reforma Laboral, con la justificación de que creará empleo rápidamente. Como a todo esto, pasa el tiempo, pero persiste el crecimiento la Deuda Pública y se mantiene el Déficit Público, optan por despedir a personal contratado por las Administraciones Públicas, a amortizar puestos de trabajo, a reducir los salarios a los funcionarios y asimilados (médicos, enfermeros, profesores, policías, limpiadores, etc.), al tiempo que recortan las prestaciones sociales, las becas de comedor, las pensiones, el subsidio de desempleo, y encarecen el consumo de los medicamentos medicamentos, etc.; a todo este complejo proceso lo denominan “Reforma Administrativa”. A pesar de todo este esfuerzo gubernamental las Administraciones siguen con Déficit, gastando más de lo que ingresan. Poco a poco se van encontrando con qué los Bancos reciben el dinero más barato que nunca, pero lo prestan poco y muy caro a las familias y pequeñas empresas, al tiempo que comienzan a cobrar por servicios que antes no cobraban, muchos de los cuales han sido forzados a ser consumidos por leyes especificas (como los pagos con cheque o tarjeta); también se encuentran con que las escasas y omnipotentes empresas que provén de recursos esenciales (como la electricidad, el gas, derivados petrolíferos, etc.), o de servicios como las telecomunicaciones, incrementan sus beneficios, muy por encima del crecimiento de sus clientes, a los que mantienen cautivos dada la ausencia de alternativas de proveedores independientes, alcanzando algunos precios los niveles más elevados de Europa, por encima de los de poblaciones más ricas. A este “fenómeno” decidieron denominarlo como “Reforma de los Mercados”.
Satisfechos por completo de sus logros, gracias a todo este conjunto de acciones, deciden proclamar la llegada de una nueva era, y la bautizan como la de “Recuperación Económica”. Es cierto que algunos organismos internacionales alertan sobre el incremento de pobreza extrema, así como el creciente distanciamiento entre los muy ricos y el resto de la población, que se va empobreciendo en la medida en que los anteriores se enriquecen; también es cierto que organizaciones como Caritas, Banco de Alimentos y otras, realizan cada vez más y apremiantes llamamientos en demanda de ayuda, para poder atender el incremento de personas necesitadas, pero como diría “Gronam Rajoy”, o “Mariano Buey”, “este es un problema completamente nuevo” y será solucionado en la siguiente legislatura.
Llegados a este punto, el lector quizás se pregunte ¿cómo termina el cuento de Singer?. Como todos los cuentos judíos, con la ironía que aporta la cruda realidad: Gronam Buey consiguió renombre mundial como el sabio que, promulgando una ley, dio a Chelm todo un río y muchos pozos desbordantes de crema agria. Sin ir más lejos, hace unas semanas fue invitado a participar en el G20, y allí expuso a “otros sabios” los “secretos de su éxito”.
NOTAS:
1 Tambien conocido como Shavuot o Fiesta de la Recepción de la Torá. Se celebra 50 días después de la ofrenda del Omer. Consultar mi obra “Judaísmo y judíos en el Siglo XXI”
2 Especie de crepe con canela, que se toma con leche agria
3 Dícese de una embarcación sin gobierno