José Barta; 29 de enero 2014
El próximo sábado, 1 de febrero 2014, Janet Yellen se convertirá en el 15º Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, institución que celebró el pasado año el centenario de su creación, siendo la primera mujer que ocupa dicho cargo, probablemente el de mayor relevancia mundial, en cuanto a política económica.
No será la primera mujer en acceder al máximo cargo ejecutivo de un Banco Central, en el G-8, ya que en junio del pasado año, Elvira Nabiollina fue nombrada Gobernadora del Banco Central de Rusia.
Janet Yellen será la sexta persona judía, según mis datos, que ocupará dicho cargo en la FED – detrás de Arthur Frank Burns, Eugene Isaac Meyer, Paul Adolph Volcker , Alan Greenspan y Ben Bernanke -.
Sobre la vida de Janet Yellen (nacida el 13 de agosto de 1946), desconocida para el gran público hasta hace pocos meses, ya se puede saber casi todo a través de internet, por lo que no abundaré en ello (el lector interesado puede escuchar mi programa, en Radio Sefarad, sobre ella)
En este artículo deseo destacar dos puntos que entiendo van a ser pilares de su acción en los próximos años. No resulta ajeno a ello el estar casada con George Akerlof – premio Nobel de Economía 2001 -, al que conoció en otoño de 1977, cuando ambos trabajaban en la Reserva Federal, y con el que se casó en junio de 1978, desplazándose ambos a Londres, tras conseguir sendas cátedras de economía. No duró mucho su estancia en Inglaterra ya que, como ellos mismos afirman, son demasiado americanos para adaptarse a la cultura británica.
Tras su regreso a Estados Unidos, Janet y George desarrollaron juntos numerosos trabajos de investigación, durante cerca de diez años – desde 1984 hasta 1994 -, que dieron soporte teórico a muchos de sus análisis y soluciones. Y conviene que el lector no se deje engañar por una falsa impresión; dada la relevancia que puede otorgar el recibir un Premio Nobel podría pensarse que la voz cantante la ha llevado su marido; nada más lejos de la realidad, el trabajo en colaboración se vio interrumpido a raíz de la incorporación de Janet a la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal.
Como el propio Akerlof insinuaba, en aquella época la que tenía el trabajo más relevante era Janet, por lo que él asumió en gran medida “las tareas del hogar” y más tarde, cuando Janet se incorporó como asesora a la Casa Blanca, su “papel en la prestación de apoyo psicológico en las tormentas políticas cotidianas era aún más importante.”
Y es que, según todos aquellos que la conocen bien, Janet Yellen es una persona de voz suave, metódica y flexible, pero que sabe defender decisiones duras.
El primero de los pilares apuntados es la batalla contra el desempleo. El pasado 11 de febrero de 2013, en un discurso a los dirigentes del influyente sindicato AFL-CIO, refiriéndose a las personas paradas, dijo: “Estos no son sólo estadísticas para mí. Sabemos que el desempleo a largo plazo es devastador para los trabajadores y sus familias.” Experta en racionalidad y eficiencia de salarios, defiende que “de vez en cuando dejar que crezca inflación podría ser una política sensata y humana si se logra que aumente la producción. Cada punto porcentual de reducción en la inflación genera una pérdida de 4,4 % del producto interno bruto.” Esta posición no la llevaría jamás a permitir que se produjeran situaciones tan extremas como las de los años 1960 y 1970, por lo que no permitiría crecimientos descontrolados de la misma.
El segundo pilar se fundamentará en su firme convencimiento en la necesidad de regulaciones financieras más estrictas. “La presente experiencia me ha inclinado fuertemente hacia normas más estrictas con reglas que entren en vigor automáticamente, cuando este tipo de cosas sucedan”, dijo en el 2010 a la Comisión Investigadora de la Crisis Financiera creada por el Congreso.
Defensora a ultranza de la máxima transparencia, está convencida de la necesidad de desarrollar una buena política de comunicación para lograr ser eficaz: “Los efectos de la política monetaria dependen de manera crítica de la opinión pública, (por lo que es preciso) hacer llegar el mensaje acerca de lo que la misma hará en los futuros meses o años”.
Janet Yellen no es Wonder Woman, pero su inteligencia, su preparación intelectual, su experiencia – incluso en el error (se equivocó en la gravedad de la burbuja inmobiliaria en USA) –, su humanidad y su sencillez, la convierten en un magnifico elemento para transformar la incipiente y frágil recuperación económica norteamericana, en un crecimiento sostenido, generador de empleo estable.