José Barta; 25 de noviembre 2013
Acaba de conocerse la compra de la Torre Foster, uno de los cuatro rascacielos edificados en la antigua sede de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, hasta ahora propiedad de Bankia, por parte del fondo de inversión IPIC, con sede en Abu Dabi, por 450 millones de euros.
La operación, independientemente de los matices internos de la misma, como un compromiso de permanencia por parte de CEPSA, y algún otro de menor calado, ha puesto nuevo precio al mercado de oficinas.
Esta operación supone un descuento nominal, sobre el precio pagado por parte de Bankia en 2007 – 815 millones, en circunstancias oscuras, que quizás algún día se aclaren – , del 44,79%, algo más del 50% de pérdidas para la entidad, a moneda constante.
Como en su día anunciamos algunos profesionales – más bien pocos – la caída ha sido morrocotuda, en cumplimiento de una ley no escrita que garantiza que las escaladas de precios disparatadas terminan en caídas más disparatadas.
Este es el principio de una época que se caracterizará por las grandes operaciones a muy bajos precios. Época que, gracias a la nefasta política económica de nuestro Gobierno, beneficiará principalmente a los grandes y medianos inversores extranjeros.
Se acabaron los precios por encima de los 6.000€, 7.000€, 8.000€ por m2. El mercado de oficinas representativas, en emplazamientos prime se coloca entre los 3.000€ y los 4.000€ m2.
A ver como lo venden ahora las Tasadoras líderes del mercado, esas cuya complicidad fue necesaria para disparatar los precios de viviendas y solares por toda España. Hasta el momento has maquillado los ajustes, gracias al desconocimiento generalizado sobre la dinámica de nuestros mercados, negándose a ajustar sus “precios” confrontándolos con la capitalización de rentas de alquiler. Supongo que ahora dirán que no hay muestra suficiente, al fin y al cabo sus principales clientes no pueden permitirse el reconocimiento de la realidad del mercado.
La operación de la Torre Foster se verá acompañada muy pronto por la venta de la flamante Torre Agbar, uno de los iconos arquitectónicos de Barcelona, dado que el grupo Agbar ha llegado a un principio de acuerdo para vendérselo a la compañía hotelera Hyatt, por un importe aproximado de 150 millones de euros.
Se ha abierto definitivamente la veda – por consunción de propietarios – para la adquisición en “remate” de inmuebles emblemáticos, dado que en las nuevas condiciones resultan muy atractivos para aquellos que tienen dinero.
Como sucede con las viviendas y los suelos, algunos edificios de oficinas no tendrán compradores ni regalados, dada la importantísima caída que ha sufrido nuestra estructura empresarial, que tendrá una muy lenta recuperación.