José Barta; 20 de noviembre 2013
La gestión de esta crisis va a costar demasiado cara al futuro desarrollo de España, al menos en aquellos campos que ofrecen mayor futuro, como el de la investigación tecnológica.
A la perdida – por emigración – de profesionales de alta cualificación, y a la destrucción del tejido empresarial de pequeñas empresas y autónomos, se le une ahora la caída en picado de recursos de alta tecnología para la comunidad científica.
España era en el año 2007 el noveno país del mundo en número de supercomputadores, y el octavo en cuota (por potencia); según el último informe de Top500, hemos caído al número diecinueve, por pérdida de la consideración como tales de siete de los nueve supercomputadores existentes entonces.
Un nuevo logro de la estrategia económica de “devaluación interna”, basada en lograr un incremento de competitividad exclusivamente por caída de costes salariales, y reducción de beneficios sociales, al tiempo que se mantiene la insoportable carga de una gestión pública cada día más alejada de las necesidades reales de nuestra sociedad.