Las posibles responsabilidades de auditoras, calificadoras de riesgos y tasadoras, es otra de las asignaturas pendientes del desastre que aun sufrimos.
Deloitte facturó entre 2010 y 2012 a Bankia y a su matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA) 1,2 millones de euros por trabajos distintos a los de auditoría, según las facturas emitidas en ese periodo por la consultora.
El Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), dependiente del Ministerio de Economía, ha abierto un expediente administrativo a Deloitte tras hallar indicios de “falta de independencia” si se constata que realizó para Bankia trabajos previos a su salida a Bolsa incompatibles con sus labores de auditoría, lo que supondría falta muy grave.
Los documentos revelan que, en los últimos tres años, la auditora facturó a Bankia un total de 10,5 millones, sin incluir el IVA, de los que 9,3 corresponden a trabajos que Deloitte describe como “de auditoría y otros servicios de revisión y asimilados requeridos por los supervisores y/o la normativa” y los 1,2 restantes a “otros servicios”