José Barta; 24 de diciembre de 2012
La caída de la financiación bancaria al sector se incrementa año a año, la previsión deflactada para este año, según el BdeE, rondará el – 4%, correspondiendo a las empresas una caída cercana al – 6%, y el – 3,2% a las familias, en un entorno macroeconómico con una caída de PIB del – 1,3%
Las previsiones para el próximo año 2013 no resultan menos halagüeñas ya que se incrementa el ritmo de pérdida de riqueza, con estimaciones de caída del PIB del – 1,5%, así como una elevación de la tasa del paro hasta alcanzar el 26,5%, casi 200pb más que este año.
Estas cifras anuncian una nueva contracción del crédito a familias y a empresas, en definitiva un año más sin financiación de la economía productiva de nuestro país.
¿Podemos esperar una recuperación de nuestra economía sin que se produzca recuperación del mercado de crédito?; esta pregunta implica una variante que podemos reflejar en una nueva pregunta: ¿Puede el ciclo económico experimentar una recuperación que preceda y provoque la recuperación del ciclo financiero?
La mayoría de “expertos oficiales”, y alguno independiente como Kobayashi, sostienen que no es posible. Es este el principio que justifica la política económica adoptada por nuestro Gobierno; esta “creencia” es la que han aducido nuestros gobernantes para anteponer los intereses de unas entidades financieras a los del resto de la sociedad, con dramáticas consecuencias hasta la fecha.
La verdad es que, con nuestra actual estructura productiva-comercial resulta difícil imaginar un crecimiento sin apoyo del crédito.
Pero una cosa es lo difícil y otra lo imposible, y aun cuando este crecimiento pueda presentarse como muy lento y superficial, la aplicación del sentido común nos obliga a plantearnos ¿qué es lo que sucedería si en ausencia de crédito permitimos que la sociedad real gestione el mayor porcentaje posible de los recursos económicos que produce? Esto se lograría reduciendo impuestos directos e indirectos, así como tasas y cualesquier otro tipo de gravamen administrativo, agilizando los procesos de creación de empresas, así como los de obtención de licencias administrativas, y poniendo definitivamente las Administraciones públicas al servicio de la sociedad.
Este ejercicio de filosofía económica, que acabo de apuntar, se ve refrendado por el trabajo de investigación histórica realizado por Stijn Claessens, M. Ayhan Kose y Marco E. Terrones, publicado en 2008, sobre 122 recesiones, 28 episodios de contracción del crédito, 28 episodios de hundimiento de precios de la vivienda y 61 episodios de hundimiento de cotizaciones bursátiles, en 21 países de la OCDE, acaecidos entre 1960 y 2007.
Su conclusión, a partir de la evidencia histórica, es que sí. Es posible una cierta recuperación económica que ayude a la recuperación del sector financiero.
¿Cuáles son las condiciones que, desde esta perspectiva histórica, se han considerado como imprescindibles para que esto se produjera?
• Primera: el consumo suele ser el principal motor de las recuperaciones.
En particular, el consumo privado es a menudo el factor que más contribuye al crecimiento del producto durante las recuperaciones.
• En segundo lugar, las empresas y los hogares son capaces de obtener financiamiento externo a partir de fuentes distintas de los bancos comerciales.
Por lo que es preciso que las Administraciones públicas lo contemplen y lo favorezcan.
En definitiva, exigiría desarrollar una estrategia de política económica similar a la apuntada por mí anteriormente, que actualmente se encuentra en las antípodas de la adoptada por nuestros gobernantes.