José Barta; 29 de noviembre 2012
La Comisión Europea ha impuesto este miércoles una reducción de tamaño de más del 60% a la banca nacionalizada (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia Banco y Banco de Valencia) hasta 2017, lo que supondrá recortar a la mitad su red de oficinas.
Esta es la condición que exige Bruselas para autorizar una inyección de capital de 37.000 millones de euros del fondo de rescate de la UE (MEDE) con el fin de garantizar su viabilidad. En concreto, Bankia recibirá 17.960 millones de euros, Cataluña Caixa 9.080 millones de euros, Novagalicia Banco 5.425 millones y Banco de Valencia 4.500 millones.
El planteamiento es bien claro, o se toma o se deja. Y naturalmente se tomará, con el claro desagrado de Goirigolzarri y del Ministro De Guindos que ven como “su proyecto estrella” – según los mentideros financieros convertir a Bankia en una superpotencia bancaria – se les viene abajo. Y se les viene abajo no por una decisión arbitraria de la Comisión, sino por la falta de realismo que dicho proyecto refleja respecto a la capacidad, de dicha entidad, para hacer frente a sus costes y a su endeudamiento en la actual coyuntura de mercado.
La Comisión Europea descarta la viabilidad de las entidades intervenidas con sus actuales estructuras y actividades.
En cuanto a sus estructuras lo ha dejado bien claro: cerrar oficinas y reducir plantillas, reducción su ámbito territorial y, por supuesto olvidándose de sus escarceos fuera de España. Retorno a sus campamentos de invierno, y a ganar competitividad, que bastante difícil lo tienen con la continua pérdida de clientes que están sufriendo, en un mercado en contracción.
En cuanto a las actividades se les conmina a centrase en la banca comercial, aquella que se caracteriza por los préstamos al por menor y préstamos a las pymes, y principalmente en sus regiones históricas. Abandonando las líneas de créditos a promociones inmobiliarias y limitando su presencia en el mercado al por mayor. Todo lo demás se verá con lupa, y se tendrá que liquidar, incluidas las participaciones, que muchas de ellas – las de empresas no cotizadas – todavía pueden generar nuevas pérdidas, por su falta de adecuación a la realidad del mercado. Y no solo aquellas empresas inmobiliarias que crearon en su día, también muchas empresas industriales mantienen valores inflados.
En el caso de Bankia se ven afectadas REALIA, la inmobiliaria que comparte con FCC y que, como todas las del sector, se encuentra en el momento más bajo de su valoración, y MAPFRE, el grupo asegurador con el que mantiene alianzas estratégicas – que deberá deshacer – y que a su vez participa en el capital de Bankia.
Respecto al Banco de Valencia, lo da por inviable y conmina a venderlo rápidamente; en esta recomendación no ha podido ser más diligente el FROB, al pasárselo por 1€ a la Caixa.
¿Qué coste tendrá todo esto y quien lo pagara? En cuanto a lo primero será difícil cuantificarlo, puedo adelantar que Goirigolzarri ha afirmado que no se aplicará la actual legislación laboral en la gestión de despidos, no le hagan caso, se ha creado para esto, pero los costes de despido no serán los únicos que generará el cambio de estrategia.
En cuanto a quien lo pagará, porque conviene recordar que el dinero lo recibirá el Estado español, que se hace responsable de su devolución, pues los contribuyentes españoles…¡ah!, y también los titulares de preferentes y deuda subordinada, a los que se les exigirá una importante quita no “concretada” pero “estimada” en alrededor de 10.000 millones de euros, según Bruselas.