El pasado 26 de diciembre escribía una Carta abierta (y larga) al Ministro De Guindos sobre los bancos malos, cuya finalidad era la de hacer recapacitar a los máximos responsables de la política económica del Gobierno presidido por Mariano Rajoy, sobre los perniciosos efectos que sobre el endeudamiento público, con sus consecuencias en el resto de la sociedad, tendría la creación de un banco malo que asumiera los activos inmobiliarios invendibles de las entidades financieras. Hace pocos días hemos sabido que el Gobierno descarta definitivamente la creación de dicho instrumento.
En la medida en que mi voz, junto con las de otros muchos, haya logrado llevar algo de luz a nuestros gobernantes sobre aspectos de la realidad socio económica quizás no suficientemente ponderados hasta ese momento, provocando una nueva reflexión, así como una rectificación de intenciones, así como en la medida en que los actuales gobernantes de la cosas pública, a diferencia de los anteriores, están dando muestras de su apertura al dialogo fundado en argumentos de peso y a la modificación de conclusiones previas, me atrevo a reseñarles tres aspectos de la realidad socio económica que entiendo deben ponderarse antes de adoptar medidas de más profundo calado.
Esta vez la carta la dirijo a la totalidad del equipo económico dado que afecta a los criterios para el desarrollo de la política económica del Gobierno, no a la tesis defendida por un Ministro concreto.
A) Toda crisis, especialmente económica, tiene solución. Y me atrevo a decir que tiene varias posibles soluciones.
La principal diferencia entre ellas es el segmento social al que más perjudican y el segmento al que más benefician.
Shakespeare, el extraordinario dramaturgo inglés, católico papista en la Inglaterra de Isabel I y de Jacobo I, cuya vida real se encuentra totalmente alejada de los disparates reseñados en una reciente película, sin ser por ello menos apasionante, tiene una expresión que se me antoja idónea para centrar este primer punto:
“Aprender a bien leer lo que el silencio escribe:
oír con la mirada es signo de amor puro”
Se me antoja que nuestros gobernantes en todo momento, pero especialmente en los de esta profunda crisis, deben aprender a oir con la mirada el sufrimiento de los más afectado por la misma, que son al tiempo los que menos algaradas realizan.
Cuantas familias se encuentran en situación extraordinariamente difícil, siendo ayudadas, o ayudando a otras, a mantenerse en niveles se subsistencia, en un silencio indicativo del sufrimiento que padecen. Sin el menor reconocimiento por parte de las instituciones públicas.
Cuantas personas luchan solas contra la desesperación, día tras día y hora tras hora, ante una sociedad que no solo no les proporciona trabajo, ni siquiera expectativa razonable de tenerlo en un futuro, como si las mismas ya no contaran nada para el futuro. Una sociedad que emite el mensaje de “estas amortizado, no sirves para nada, no contamos contigo”, a tantos jóvenes y mayores.
No se puede ignorar esta realidad que afecta al presente y al futuro de nuestro país, pero principalmente a cada una de las personas que lo sufren y pone en entredicho la justificación del mismo Estado.
Entiendo, permítanmelo decírselo, que quizás no tenían más remedio que acometer la medidas que han afectado al IRPF, a los funcionarios y a los inmuebles – sobre este último también les he realizado un comentario negativo en mi artículo Rajoy opta por el modelo griego y grava más los inmuebles, pero me parece un error el mensaje que han enviado convirtiendo esas medidas en las primeras de su Gobierno.
Recortar de verdad – no ese mísero 20% – las subvenciones a partidos y organizaciones sindicales; reducir la remuneración (salarios y dietas), así como las pensiones de ex parlamentarios, a los estándares del resto de los servidores públicos, ¿o es que no lo son?, que quizás sea este el problema; eliminación de subvenciones, e incluso revisión de las concedidas en los seis últimos meses, condicionándolas en los sucesivo a la creación cierta de puestos de trabajo; etc.
Aquellas grandes fortunas de nuestro país que no contribuyan seriamente a crear más empleo, en estos momentos de crisis, no las necesitamos para nada. Atraer y retener capital no es sinónimo de crear riqueza para la sociedad – no solo para ellas -; es preferible que esas fortunas se vayan, con su insolidaridad, a cualquier otro sitio, eso sí con la bolsa suficientemente mermada como para recuperar parte de los que se apropiaron injustificadamente.
B) Cualquier medida que se acometa en un organismo complejo como es la sociedad española, debe tener en cuenta las múltiples interacciones, por lo que se precisa de visión de conjunto y acciones acordes con esto.
Adoptar medidas que afecten al IVA o al IRPF o al IBI, o a cualquier otro impuesto o Tasa, de forma individualizada implica no asumir la corrección de los efectos no deseados que toda acción de este tipo, incluso las mejores, tiene, salvo que los mismos se manifiesten insostenibles. Lo que se precisa es una revisión en profundidad del sistema fiscal español, que nos permita establecer un marco más proclive a la inversión empresarial, con la consiguiente creación de puestos de trabajo, a la investigación, etc., al tiempo que se acomete una reducción de la Deuda Pública, por ejemplo.
No podemos olvidar que el Déficit Público se encuentra condicionado por dos variables: el Gasto Público y el PIB.
Si conseguimos reducir el primero, pero también se reduce el segundo, nuestro déficit de referencia no mejorará. Sin embargo si nuestro PIB crece por encima de nuestro Gasto, nuestro déficit experimentará una clara mejoría. Reducir el Gasto es importante, pero lo es más que no se reduzca el crecimiento, e incluso que se incremente, si es posible. Una contracción excesiva de la inversión Pública generaría más desempleo y MÁS DEFICIT, por una mayor pérdida de PIB.
La economía es una ciencia social, y esta segunda característica (social) pesa más que la primera (ciencia). Los profesionales debemos estar más próximos al espíritu de un medico que al de un físico, o un ingeniero.
Actualmente resulta más urgente y necesario llevar crédito a la economía real que mantener vivas a algunas entidades financieras. Garantizar el cobro de los proveedores de bienes y servicios a las Administraciones Públicas resulta más urgente y necesario que mantener contentas a las Agencias de Rating.
C) Las medidas para periodo de crisis no pueden ser las que se adoptarían en periodos de crecimiento o en los de estabilidad.
No se puede tratar a un enfermo como a un convaleciente, ni a estos como a una persona sana, ni a esta como a un deportista de elite. De alguna manera algo similar sucede con las sociedades y el tratamiento de sus problemas o el desarrollo de sus potencialidades.
La “superstición” – entiendo que es eso – de que no se puede mantener una situación de déficit público por largos periodos de tiempo quizás fuera valida en algún tiempo pasado, pero actualmente, con más de un 23% de paro, es insostenible por inhumana. Esto es algo que difícilmente entenderá una persona como Ángela Merkel, dado que su origen y formación ideológica e intelectual no lo facilitan (hija de Pastor Luterano – que se desplaza de la Alemania occidental a la República Democrática, con toda la familia -, formada en las Juventudes Comunistas de la RDA, Doctora en Física Quántica, termina incorporada a la Democracia Cristiana), pero no por ello tenemos que seguir sus desvaríos. La solidaridad exige que cada ciudadano aporte al fondo común en función de sus recursos reales, eso sí, con la garantía de que no servirán para enriquecer a parásitos.
Señores del Gobierno la mayoría de los ciudadanos reconocemos que tienen ustedes una tarea difícil, ingrata a corto plazo y con múltiples riesgos de equivocarse. Esta realidad es difícilmente mudable. Intenten lograr que las personas más necesitadas de nuestra sociedad sean los primeros favorecidos de sus aciertos, o los últimos perjudicados en sus errores. Con esto estarán contribuyendo a crear una sociedad mucho mejor, ya que será más solidaria.
Cordialmente
15 de enero de 2012
José Barta