José Barta: 13-10-2010
El pasado viernes, 8 de octubre, se produjo un acontecimiento, en el ámbito científico norteamericano y mundial, que constituirá un hito para la historia de la ciencia actual.
Hal Lewis, profesor emérito de la Universidad de California, en Santa Bárbara, con un larguísimo curriculum, que acompaño al final de este post para los que no le conozcan, envió al Dr. Curtis G. Callan, jr, de la Universidad de Princeton y Presidente de la Sociedad Americana de Física (APS), una carta con su renuncia como miembro de la misma, tras una vinculación de sesenta y siete años a esta asociación. El motivo de su renuncia, haber llegado a la conclusión de la complicidad de la APS en la falsificación de datos y modelos matemáticos, precisos para mantener un falso “clima” apocalíptico sobre el calentamiento global de la Tierra, como consecuencia de la acción del hombre sobre la misma.
La causa de este fraude: la captación de inmensas sumas de dinero, el control de importantes sectores de la economía y la limitación del desarrollo de numerosos países emergentes.
Hace treinta años fui pionero en España en el campo medioambiental. Comenzaban los años 80 y todavía quedaba lejos la Comunidad Económica Europea, que así es como entonces se denominaba la actual Unión Europea.
Desde mi plataforma como consultor viví experiencias divertidas, como la que me aconteció con Eugenio Marín, en aquellos años Director General, y Consejero, de CEPSA, que tras prestar gran atención a mi exposición inicial sobre la necesidad y ventajas de acometer el reto medioambiental por parte de su empresa, me preguntó con aparente gravedad “sobre el otro medio ambiente, y la posibilidad de que fuera más barato”. Gran personal y gran profesional; no consiguió que en su casa se interesaran por las propuestas que yo le presentaba. Pocos años más tarde estaban pidiendo moratorias, a las exigencias medioambientales establecidas por la CEE, todo el sector petroquímico español. Si llegué a trabajar con Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, con Petromed, con el antiguo Instituto Nacional de Industria,…
Otras experiencias no fueron tan divertidas, como la paulatina incursión de movimientos asociativos, vinculados en su mayoría a partidos de ideología comunista, que, con grave desconocimiento de la realidad científica y tecnológica, se convertían en “correas de transmisión” de los intereses políticos de los estos.
También tuve que sufrir la entrada en el sector, ya incorporados a la CEE, de filiales instrumentales vinculadas a grandes constructoras españolas, y a alguna que otra ingeniería, que “tiraban” los precios de consultoría y auditoria medioambiental, por debajo de sus costes, con el fin no declarado, pero por todos conocido, de “colocar” en sus propuestas sus soluciones tecnológicas o facilitar, en su caso, la licitación de sus “mayores”. Dumping se llama a esta práctica comercial, pero en España nos cuesta entender el idioma inglés.
Ya entonces atisbaba el peso extraordinario que el medio ambiente podría llegar a tener en el desarrollo de nuestra sociedad. La realidad ha superado con creces mis expectativas. Billones de dólares y control de todo tipo de decisiones políticas entran en este “juego”.
Hace unos meses, en un encuentro de carácter profesional, escuché sorprendido el escándalo de uno de los participes ante la insinuación que, otro de los participes –esta vez no era yo, se lo garantizo- había realizado sobre las conclusiones de investigadores “independientes” cuyos Departamentos “dependían” de los ingresos económicos que aportaban algunas empresas implicadas en los informes que se elaboraban. No hablábamos de medioambiente, tratábamos sobre células madre embrionarias y la realidad de sus resultados actuales (al parecer siempre son futuros).
El paso que ha dado Hall Lewis no ha estado exento de consecuencias, ha debido soportar enormes presiones, incluso para una persona de noventa años, con su historial y recursos económicos suficientes para poder seguir comiendo a diario. A partir de ahora se le estigmatizará, como a los leprosos en la edad antigua, o a los disidentes en la antigua URSS, o en la Alemania Nazi, o en la actual China comunista, o en la Cuba castrista,… Su trabajo anterior no valdrá nada,…
En su carta de dimisión, que el lector interesado puede leer integra en este enlace, acusa a la APS de haberse dejado arrastrar por intereses meramente económicos, en la ola gigante del calentamiento global, al que califica como “el fraude más grande y de mayor éxito pseudocientífico que he visto en mi larga vida como físico”.
Explica su definitiva pérdida de confianza en la APS, mediante cinco ejemplos:
1) Una vez que se sacaron a la luz los correos electrónicos hackeados, en los que se ponía de relieve el fraude en las conclusiones y la eliminación de datos comprometedores, el Presidente anterior de la APS, requerido por los miembros a crear una Comisión que investigara lo sucedido, se limitó a investigar el origen de las filtraciones de dichos correos, silenciando el debate sobre los mismos.
2) Se elaboró una Declaración de la APS a favor del calentamiento global, absolutamente tendenciosa, a espaldas de sus miembros, basada exclusivamente en los datos que, se ha demostrado, estaban falseados. Los responsables de esta aventura no han negado lo que hicieron, sino que han tratado de justificarse al decir que es una práctica habitual entre los científicos. Eso es simplemente falso, de los científicos no se espera que hagan trampas. Por esta razón, un grupo de destacados científicos, miembros de la APS, solicitaron se retirara dicha declaración. En respuesta la APS designó un Comité secreto, el cual, sin tomarse la molestia de entrevistar a ninguno de los que solicitaron dicha retirada, hizo suya la totalidad de dicha declaración, alegando, como mayor argumento científico, el que la habían hecho suya “todos los gobiernos del mundo”
3) Finalmente el escándalo ClimateGate irrumpió en las noticias de todo el mundo (de casi todo el mundo, ya que en España ni se mencionó, salvo algunos diarios y blog digitales). “Fue un fraude a una escala nunca he visto, y me faltan las palabras para describir su enormidad – afirma Hal Lewis -, pero si nos preguntamos qué efecto causó sobre la posición de la APS, la respuesta es: ninguno, ninguno en absoluto. Esto no es ciencia”
4) Continua Hal Lewis comentando que “algunos de nosotros procedimos a la recogida de más de 200 firmas, necesarias para someter al Consejo una propuesta de creación de un Grupo Temático sobre el Cambio Climático, pensando en que el desarrollo de un debate abierto de las cuestiones científicas, en la mejor tradición de la física, sería beneficioso para todos, y también una contribución a la nación.” La recogida de firmas no fue fácil, ya que se les negó el listado de asociados.
5) Para su sorpresa, el actual Presidente y su Consejo, se negó a aceptar dicha petición, contraatacando con la elaboración de una encuesta, en este caso si se usó el listado de socios y los recursos de la APS, en la que se preguntaba, de manera difusa, si se sentía interés por la creación de un Grupo Temático sobre el Cambio Climático y el Medioambiente en general. Los resultados, más confusos aun, debido a la naturaleza de la encuesta, trataron de justificar la actitud del Consejo, intentando evitar su responsabilidad por incumplir lo establecido en los Estatutos de la asociación.
6) Actualmente se ha formado otro comité secreto y se reune para organizar su propio Grupo Temático, simplemente haciendo caso omiso de la petición legal.
Si usted no ha podido seguir el debate suscitado por el ClimateGate, o si lo conoce, pero le gustaría tener una visión más amplia, desde los orígenes de esta psicosis, generada expresamente para beneficio de unos pocos, en perjuicio – gravísimo – de muchos, le animo a ver el siguiente video, no le decepcionará, es más, le sorprenderá descubrir que políticos lo iniciaron: enlace video
Como les comentaba más arriba, les reseño, someramente el historial del profesor Lewis:
Harold Lewis is Emeritus Professor of Physics, University of California, Santa Barbara, former Chairman; Former member Defense Science Board, chmn of Technology panel; Chairman DSB study on Nuclear Winter; Former member Advisory Committee on Reactor Safeguards; Former member, President’s Nuclear Safety Oversight Committee; Chairman APS study on Nuclear Reactor Safety Chairman Risk Assessment Review Group; Co-founder and former Chairman of JASON; Former member USAF Scientific Advisory Board; Served in US Navy in WW II; books: Technological Risk (about, surprise, technological risk) and Why Flip a Coin (about decision making)